EUROPA
PRESS
26 septiembre
2020
Deporte
y memoria van de la mano: el ejercicio físico también es bueno para el cerebro
Si el deporte es bueno para el cuerpo,
también parece ser bueno para el cerebro. Al evaluar el rendimiento de la
memoria después de una sesión deportiva, neurocientíficos de la Universidad de
Ginebra (Suiza) han demostrado que una sesión de ejercicio físico intenso de
tan solo 15 minutos en una bicicleta mejora la memoria, incluida la adquisición
de nuevas habilidades motrices. Según sus hallazgos, mediante la acción de los endocanabinoides, moléculas conocidas por aumentar la
plasticidad sináptica.
Este estudio, publicado en la revista científica 'Scientific Reports', destaca las
virtudes del deporte tanto para la salud como para la educación. Los programas
y estrategias escolares destinados a reducir los efectos de la neurodegeneración en la memoria podrían beneficiarse de
ello.
Muy a menudo, justo después de un ejercicio deportivo,
especialmente de resistencia como correr o el ciclismo, uno siente bienestar
físico y psicológico. Esta sensación se debe a los endocanabinoides,
pequeñas moléculas producidas por el cuerpo durante el esfuerzo físico.
"Circulan en la sangre y cruzan fácilmente la barrera hematoencefálica.
Luego se unen para especializar los receptores celulares y desencadenan esta
sensación de euforia. Además, estas mismas moléculas se unen a los receptores
del hipocampo, la principal estructura cerebral para el procesamiento de la
memoria", explica una de las autoras del trabajo, Kinga
Igloi.
Para probar el efecto del deporte en el aprendizaje motor,
los científicos pidieron a un grupo de 15 hombres jóvenes y sanos, que no eran
atletas, que se sometieran a una prueba de memoria en tres condiciones de
ejercicio físico: después de 30 minutos de ciclismo moderado, después de 15
minutos de ciclismo intenso (definido como el 80 por ciento de su frecuencia
cardíaca máxima), o después de un período de descanso.
"El ejercicio era el siguiente: una pantalla mostraba
cuatro puntos colocados uno al lado del otro. Cada vez que uno de los puntos se
convertía brevemente en una estrella, el participante debía pulsar el botón
correspondiente lo más rápido posible. Seguía una secuencia predefinida y
repetida para evaluar con precisión cómo se aprendían los movimientos. Esto es
muy similar a lo que hacemos cuando, por ejemplo, aprendemos a escribir en un
teclado lo más rápido posible. Después de una sesión deportiva intensiva, el
rendimiento fue mucho mejor", detalla Blanca Marín Bosch, otra de las
autoras.
Además de los resultados de las pruebas de memoria, los
científicos observaron cambios en la activación de las estructuras cerebrales
con la resonancia magnética funcional y realizaron análisis de sangre para
medir los niveles de endocanabinoides. Los diferentes
análisis coinciden: cuanto más rápido son los individuos, más activan su
hipocampo (el área cerebral de la memoria) y el núcleo caudado (una estructura
cerebral implicada en los procesos motores).
Además, sus niveles de endocanabinoides
siguen la misma curva: cuanto más alto es el nivel después de un esfuerzo
físico intenso, más se activa el cerebro y mejor es el rendimiento del cerebro.
"Estas moléculas están implicadas en la plasticidad sináptica, es decir,
en la forma en que las neuronas están conectadas entre sí, y por lo tanto
pueden actuar sobre la potenciación a largo plazo, el mecanismo para la
consolidación óptima de la memoria", reflexiona Marín Bosch.
Mejorar el
aprendizaje escolar o prevenir el alzheimer
En un estudio anterior, el equipo de investigación ya había
demostrado el efecto positivo del deporte en otro tipo de memoria, la memoria
asociativa. Sin embargo, contrariamente a lo que se muestra aquí, habían
observado que una sesión deportiva de intensidad moderada producía mejores
resultados. Por lo tanto, se muestra que, como no todas las formas de memoria
utilizan los mismos mecanismos cerebrales, no todas las intensidades deportivas
tienen los mismos efectos. Cabe señalar que, en todos los casos, el ejercicio
físico mejora la memoria más que la inacción.
Al proporcionar datos neurocientíficos precisos, estos
estudios permiten prever nuevas estrategias para mejorar o preservar la
memoria. "La actividad deportiva puede ser una intervención fácil de
aplicar, mínimamente invasiva y poco costosa. Por ejemplo, ¿sería útil
programar una actividad deportiva al final de una mañana escolar para
consolidar la memoria y mejorar el aprendizaje?", se pregunta.
En un estudio anterior, el equipo de investigación ya había
demostrado el efecto positivo del deporte en otro tipo de memoria, la memoria
asociativa. Pero, contrariamente a lo que se muestra aquí, habían observado que
una sesión deportiva de intensidad moderada, no de alta intensidad, producía
mejores resultados. Así pues, así como no todas las formas de memoria utilizan
los mismos mecanismos cerebrales, no todas las intensidades deportivas tienen
los mismos efectos. Cabe señalar que en todos los casos, el ejercicio físico
mejora la memoria más que la inacción.